27 de octubre de 2009

Humos

Mi pasado y mi futuro se mezclan como el humo de dos batallas concluidas, donde no hay ganador ni perdedor, solo enseñanza. Las espirales de recuerdos se confunden con los anhelos y los sueños, y forman una atmósfera irreal y ambigua que despierta emociones y sensaciones desconocidas.

El niño que alguna vez ocupo esta habilitación me llama desde la lejanía, sonriendo de una manera inocente y tranquilizadora, en contraste con aquel hombre ya entrado en años, que se ha quedado solo en esa banca del parque, esperando que su ultima compañera lo acompañe a su morada.

Habitaciones que se han vaciado, consumido y extenuado, dejando constancia de su existencia solamente por esos humos etéreos que en lugar de desvanecerse, se intensifican delante de mí.

Pasaran los años, se ocuparan y desocuparan habitaciones, y cada vez el humo de mis recuerdos sera más real, más mezclado con el de mis anhelos, formando mi vida, mi carácter, mi andar.

Sigo aquí, parado, pensando, observando, y detrás mio, ese pequeño alegre sigue saludando, pero ya no más a mi, sino a aquel hombre maduro y solitario, que solamente aguarda, exhalando nuestro humo existente.

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