Encuentro

Nunca antes dos egos tan parecidos se habían encontrado en una situacion tan "casual", de esas que solo ocurren en la mente de los escritores de guiones para películas románticas. En realidad, lo único que necesito es un libro, uno muy grueso y tedioso titulado "La ciencia humana detrás de la preparación del ingeniero", así que camino hasta la biblioteca, y tú, la practicante de servicio social, en su primer día, me tomas por un vago que solo quería refrescarse en el aire acondicionado.
-Disculpa; pero solo los estudiantes pueden estar aquí-
Disculpa? me pides una disculpa por hacer tu trabajo? Creo que eso es lo único que en realidad me molesta de toda esta situación y en este preciso instante, me acabas de obligar a dejar a un lado mis tareas, mis deberes, y mi frustración en contra del profesor de programación!. Haces que durante un breve momento, pase por alto tus ojos avellanados,escondidos detrás de esos lentes que te dan un aire intelectual encantador, tu cabello castaño y lacio, peinado en esa forma tan peculiar, que en realidad, no se describir. Pero es imposible no darme cuenta que la blusa que llevas, es, sin duda alguna, una de las que mejor te quedan, y acompañada de esa falda color vino, bueno, podrías conquistar el mundo con ese conjunto.
-Soy estudiante!-
Lo se, se que mi tono es cortante, por no decir grosero; pero que esperas, tu acabas de darle cuerda al tipo mas impertinente que probablemente conozcas, no importa lo hermosa que luces, no importa lo inteligente que te miras.
-Vengo por un libro-
y dando la media vuelta, de la manera mas descortés que pude pensar en ese momento, paso de largo y te ignoro completamente, trabar una discusión en ese momento me seria imposible, sobre todo siendo la belleza encarnada mi contrincante, Que hombre podría hacerte frente?. A mi espalda puedo escuchar el ruido que hacen tus zapatos de tacones bajos al regresar a tu lugar, de hecho, casi puedo sentir tu mirada furiosa sobre mi nuca, lo que hice no esta bien, y varios de tus compañeros se dan cuenta del pequeño incidente.
Ya tengo el libro en mis manos, así que me preparo para otro encuentro con la "señorita servicio social", pero mi sorpresa es grande al darme cuenta, de que en realidad, eres mucho mejor persona que yo, y te limitas a atenderme como te han instruido. Tomas el libro en tus manos, lo pasas frente al lector de códigos, ya muy viejo por cierto, y haces exactamente lo que tienes que hacer, me lo entregas, y lo acompañas de un < Lo entregas antes del jueves>.Valla! tu voz ahora suena muy diferente a hace unos momentos, de hecho, resuena en mis oídos, se filtra a través de ellos, y llega hasta mi cerebro de una forma tan arrebatadora, que por un momento me aturde completamente.
-Oka-
Es lo único que puedo decir, lo único que mi cabeza aturdida logra articular en ese momento, y de la manera mas tonta, tomo el libro que tienes en tus manos, sin atreverme a acercar demasiado las mías, y me retiro de ahí.
Los días pasan de manera muy lenta, y yo me consumo en ansias por ir y entregar ese libro antes de la fecha, pero se que hacerlo, seria demostrarme demasiado débil conmigo mismo, así que soporto la tortura de la mejor manera posible.
Por fin es jueves, y me dirijo casi a paso apresurado a la biblioteca, dispuesto a entregarte el libro que he sacado. Llego a tu modulo, y te encuentro tan encantadora como hace unos días, extiendo el libro. <Vengo a entregarlo>, lo tomas, lo pasas por el lector viejo nuevamente, y me lo regresas<Listo, ya te lo registre>, puedo darme cuenta que me reconoces, tus ojos se entrecerraron por un pequeño instante, y después, se abrieron en una expresión inconfundible.
-Esta vez no me vas a correr?-
-Esta vez no me vas a contestar de forma grosera?-
En verdad que trate de decir mi frase ensayada de la forma mas coqueta que pude, pero por tu respuesta, veo que solo pude lograr que sonara como un reproche, creo que tengo que intentarlo de nuevo, <No, creo que no lo haré, pero solo si me dices donde dejar este libro, no soy muy amante del orden>, lo se, es una pésima excusa, y se que te das cuenta, pero por el brillo divertido de tus ojos, creo que esperabas eso, una excusa tonta. <Ok, está bien, amm, Sandra, Me cubre un momento? voy a atender algo, gracias>
La señora ya mayor, te mira de reojo, y accede de manera alcahueta. Mientras caminamos rumbo a la sección de libros, puedo oler el perfume que traes, lo reconozco, de hecho, es el que casi todas las jovencitas quieren traer, el perfume de moda, pero en ti huele diferente, lo haces tuyo, y de nadie más. <Así que parezco un vil vago?> Una pregunta que solo admite dos respuestas <Pues no se que impresión pretendes dar con esa vestimenta, y esa actitud, pero la de un estudiante, no>
-Valla, al parecer, tenemos a una prejuiciosa entre nosotros!-
-No es que sea prejuiciosa, pero creo que deberías de darle un poco de respeto a tu imagen, tu no?-
Dos personalidades de nuestra talla, encontradas en un espacio tan cerrado, y con la proximidad en la que estábamos, era de esperase que se entablara una batalla campal de arrogancia y soberbia, tú defendiendo tu elegancia, yo atacando con mi rebeldía, dos almas tratando de imponerse, luchando por mostrarle a la otra su propia fortaleza.
Y es en este momento en el que empiezo a creer que todo esto fue un error, que en realidad las personas como tú, no se pueden encontrar con las personas como yo, me doy cuenta de que en tu mundo, nosotros somo parias disfrazados de intelectuales. Y es una lástima, por que alguien así, solamente se encuentra una vez en la vida.
Guardo silencio, contemplo tu rostro, y eso hace que tu también calles por un momento, nuestras miradas encontradas como gigantes exhaustos, tomando fuerzas para atacar de nuevo.
Creo que vas a decir algo, así que sin pensarlo, decido sellar tus labios con los míos, callarlos con un simple beso, un beso que resulta ser mortal, porque mata todo lo que hay en mi, mata mi ego, mata mi fuerza, mata mis pensamientos, mata mis ideas, de manera que en mí solamente existes tú, y nadie más. Puedo sentir como te sorprendes, y sé que no es por que te haya besado, tu sorpresa es por que no hayas luchado por no dejarte besar, estás sorprendida (al igual que yo) de que este beso te resulte tan familiar, que tus labios y los míos ya se encuentren de una manera natural, como si hubiesen sido hechos para encontrare en este momento.
No soporto mas esto, creo que moriré, creo que desapareceré consumido por este momento.
Me separo dolorosamente de tu rostro, y miro a tus ojos, puedo notar en tu mirada lo mismo que yo he pensado, simplemente esto no puede estar ocurriendo, y no por que pensemos que es un sueño, no. Esto en realidad no puede estar ocurriendo, es demasiado grande para que un par de mortales como nosotros, pueda soportarlo sin sucumbir a la locura y el frenesí. Los dos lo entendemos, y estamos dolorosamente de acuerdo, así que sin cruzar una sola palabra, sin ningún gesto de despedida, doy la media vuelta como hace unos días, y me alejo de ti. No puedo voltear atrás por que el simple hecho de verte, me provocaría la locura, tengo que callar los latidos de tu corazón, que aun palpita en mi boca, y no quiero imaginar que tú sientes lo mismo.
No hay otra opción, es lo que debe de ser. Salgo del edificio, y mis pasos me alejan de ti, y de lo nuestro.