13 de junio de 2010

...y te extrñe

   Y mientras las olas acariciaban la limpia arena bajo mis pies, el sonido de la brisa al besar las olas del mar me susurraba tu nombre. Allá a lo lejos pude distinguir la grácil figura de una pequeñuela que danzaba en la playa, opacando el vuelo de las gaviotas en el cielo.
   En ese momento la imagen de la bella mujer, tú imagen, invadió mi mente y mi ser, mostrando tu sonrisa en cada ola que rompía contra la costa, al igual que tu sonrisa rompe en mi corazón, estremeciéndolo. Y mientras mas caminaba, mas te recordaba, te recordaba en cada piedra que descansaba a la orilla del mar, piedras pulidas y suaves, como tu piel.
   Por un momento, por un solo y mágico momento, me pareció verte, ahí, parada en la blanca arena, arena que se hacia una contigo; y me pareció ver tus ojos, esos ojos con la profundidad del mar; tu sonrisa, esa sonrisa con la impetuosidad de la ola; me pareció verte a ti toda, mas bella que el mar, y mas radiante que el sol. Y por ese momento fui feliz, y triste a la vez. 
   La felicidad que de mi se apoderó, apenas fue más grande que la tristeza que invadió mi yo. Tristeza de saber que no eran tus ojos, que no eran tu sonrisa ni tu piel, que no eras tu. Tristeza de saber que a pesar de la hermosura del mar, de la belleza del cielo, y de la paz de aquel lugar, tu no estabas ahí. Tristeza de saber, que aunque te lo contara, tu no creerías que te extrañe, que te extrañe demasiado.






Con cariño, para Gaby

7 de junio de 2010

Pensamiento en cruz

   Prometimos amor eterno, prometimos amistad sin fin. Prometimos estar ahí el uno para el otro, a pesar de cualquier cosa que pudiera surgir. Sin embargo hoy tu lado de la cama permanece vació, y la tasa donde servias tu café tiene ya una fina capa de polvo.


Que esperabas de nosotros? Eramos tan jóvenes e inexpertos, pensábamos que el mundo podía comerse de un bocado. Sentíamos que de amor viviríamos por siempre, y que no tendríamos necesidad de nada más.

Que hay de malo en que soñáramos? En pensar que nuestro amor vencería todo. En suponer que podrían cambiar muchas cosas, pero lo que sentíamos el uno por el otro no lo haría nunca.

Siempre admire tu alma de poeta, siempre admire tu fuerza, me enamoró tu visión romántica del mundo; pero tienes que entender que eso es suficiente para enfrentar la realidad. No en este mundo.

Me pedías que madurara, que creciera, que despertara. Eso lo recuerdo bien. Día a día me recordaste que mis sueños eran fantasiosos, que la vida que tenia planeada para nosotros era solo una novela romántica.

No lo tomes así, en realidad me gustaba como tomabas la vida. Simplemente tenia miedo que ese sueño se rompiera justo enfrente nuestro.

En realidad concuerdo contigo, siempre fuimos diferentes, siempre esperábamos algo mas el uno del otro. Y eso nunca fue justo para nosotros. No lo fue. Al final, resulta ser que tomaste la decisión correcta.

Sigo pensando en eso, no creo que haya sido la correcta, creo que las cosas hubieran podido funcionar. Tal vez el amor si hubiera prevalecido.

No, no gastes tu tiempo en eso. La realidad es clara. Cada uno de nosotros necesitaba seguir su camino.

Pero podemos intentarlo, podemos dejar que la fuerza de nuestra unión nos lleve adelante. Soltarnos a un mundo donde el hecho de amarnos nos haga mas fuerte. Podemos seguir juntos, por siempre.

Basta, deja de hablar así, eso no conduce a ningún lado. Madura, crece. Este mundo no se enfrenta con amor, ni se vive de el. En realidad somos tan diferentes. Era de esperarse que no pudiésemos estar juntos.

Tienes razón. Adiós, amor.

Adiós, amor.