Ya la fogata humea simplemente, y aquel fuego que calentaba con tanto animo nuestras vidas, ha cesado de bailar. En sala, las risas de los niños que ayer alegraban la noche, se dejaron de escuchar, y en silencio, sueñan con un futuro libre de maldad. Y esta casa vacía, recuerda con nostalgia lo acontecido en la nochebuena
Los brindis, abrazos, y buenos deseos se han dado; sonrisas, algunas sinceras y otras forzadas; pero sonrisas al fin, se repartieron entre los invitados. El famoso espíritu navideño se dejo ver fugazmente, y por una noche, un sola noche, la familia se reunió en torno a una mesa. Los hermanos peleados olvidaron por un momento su diferencia, y sellaron el perdón rodeándose con los brazos. Aquel niño abrasaba tímidamente a su abuela, después de recibir un buen regalo. La madre se volvía loca organizando la cocina, y los primos cantaban como nunca antes lo ha hecho artista alguno sobre el escenario.
Tíos y mas tíos llegaron de todas partes, abarrotando la pequeña casa, donde parecía que de un momento a otro, desbordaría gente por ventanas y puertas. El reloj no tenia prisa alguna por llegar a media noche, dejando que la familia entera se sentara a disfrutar de una especial cena. Los sobrinos mas pequeños eran los menos ansiosos de tomar asiento, correteando de un lado a otro, disfrutando, riendo, y por que no? peleando.
Por fin los platos empezaron a ser servidos, y el joven orgulloso de la receta de su abuela, recorría la mesa cuestionando a los comensales acerca de su preparado. Una noche de paz, de amor, de felicidad. una noche donde las diferencias se olvidaron, donde los rencores desaparecieron, donde todo, y absolutamente todo, se resolvio con un abrazo.
sea lo que habían estado esperando
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