22 de diciembre de 2009

Oda a la inspiracion.

Creo que la Inspiración se ha ido de mi; si, creo que se ha ido.


O tal vez simplemente murió, y no me di cuenta;
pero no puede ser, por que ni aun su cadáver esta por aquí;
si, se ha ido.


Tal vez no la trate como debía, y por eso se enfado conmigo; si, se ha ido.

Entonces escribiré una oda a la Inspiración, y la cantare por todo el mundo, en cada pueblo, en cada ciudad, empezare por los lugares donde la solía encontrar:
Aquella mujer tan hermosa a la que me solía encontrar ,
 los niños que llenaban la estancia de mi sala,
esa amistad que no he dejado escapar.

Estoy seguro que ahí la puedo encontrar; pero si es que llego a fallar, entonces buscare donde
nunca antes se me ha ocurrido:
El barro que mancha mi casa, tomando un paseo en mis zapatos,
 ese montón de chácharas que se apilan en mi cuarto,
aquella hamaca guardada, sin un lugar donde colgarse.

Oh Inspiración, bendito alimento del alma,
damisela frágil y descuidada
 dígnate a mirar este corazón, 
que abatido esta con tu abandono.

 Muere mi ser, desfallece mi vida,
la falta que me haces, oh Inspiración divina!
Trágica es la muerte del poeta 
cuyo latir, osease tu, Inspiración, cesa.

Una oda humilde, y mas bien mala, pero una oda al fin y al cabo. Cantándola recorreré los caminos, y llenare los oídos de ella, esperanzado en que mi amada Inspiración la escuche y de mi se compadezca.
 Y si tu llegases a escucharme, no pienses que soy un loco, soy simplemente un falso poeta, en busca de su precioso latir; pero si la ves, decidle por favor que la espero, y que muero sin ella.

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