Semm Lenahh, conocido por toda la resistencia como El León, se paseaba desesperado por el salón presidencial de Bacnu-Ham, la ciudad que había quedado desierta después de que
Acostumbrado a estar en situaciones de desventaja frente a
A dos kilómetros de la ciudad, siete silenciosas siluetas atravesaban el bosque en total oscuridad. Equipados con el sistema de asalto más sigiloso conocido, podían trabajar sin luz alguna, con una visibilidad casi perfecta, y un sistema de comunicación indetectable. - Gibson, de el reporte de nuestra posición!- -Señor, estamos a menos de dos kilómetros de la ciudad, una vez ahí, podremos acercarnos al centro de mando por es sistema de alcantarillas- -De acuerdo, Freeman, que hay de los sistemas de vigilancia, hay algo de que preocuparse?-.Todos tenían un trabajo especifico, cada uno era un elemento importante e indispensable para el equipo, pero no se había hablado de que es lo que Jhon vendría a hacer dentro del EP, en realidad, estaba muy por encima de cualquier soldado de
Dentro del centro de mandos de
Una vez dentro del complejo de drenaje de la ciudad, los siete miembros del EP avanzaron por el trayecto marcado por Gibson, tal como lo había dicho, los túneles tenían dimensiones casi colosales, construidas para desaguar una ciudad tan importante como esa; pero en esos tiempos se encontraban vacíos,
Una vez fuera del alcantarillado, el EP se dirigió al palacio gubernamental, fue fácil burlar la vigilancia. Gracias a un excelente trabajo de Gibson y Freeman, habían podido averiguar que la resistencia tenia en su poder 4 antenas radiofónicas de baja frecuencia, que, aunque eran algo arcaicas, eran lo suficientemente potente para detectar cualquier vehículo que se acercara a Bacnu-Ham; pero el tiempo de rebote de señar era relativamente lento, lo suficiente para que un programa decodificador pudiera infiltrase a la segunda onda de sonido, borrando de la pantalla del radar el rastro del helicóptero. Y aunque el líder Semm hubiera mandado un grupo de reconocimiento para averiguar el eco en la pantalla, el equipo había puesto distancia de por medio sumamente rápido. Así que no esperarían que para ese momento ya estuvieran dentro del perímetro del cuartel de operaciones de
-Soldado, haga reforzar el perímetro, y duplique las rondas- Por mas que intentó, Semm no pudo conciliar el sueño, algo no andaba bien, un eco no aparece por que si, y mucho menos viajando en línea recta hacia ellos a la velocidad que indicaba el radar. Cuando el soldado salió del despacho de su líder, sin duda pensando que debía estar volviéndose paranoico, acató las ordenes que recibió, había aprendido a no contrariar al El León. Así que sin vacilar se dirigió por los pasillos de lo que una vez había sido el edificio mas decorado de la devastada ciudad, atravesando los salones que aun dejaban ver la influencia morisca en su arquitectura, hasta llegar a la pequeña sala de control situada en una de las tres salas que antes fingían como bibliotecas. - Duplica la guardia del edificio, y enciende los reflectores secundarios- - Si señor-
El grupo avanzaba reptando los últimos metros de césped que los separaban del muro del edificio, cuando inesperadamente un grupo de soldados salio a trote por la entrada principal, distribuyéndose en torno al edificio, apenas se lograron poner al resguardo tras unos arbustos cuando unos diez reflectores rasgaron la oscuridad, iluminando todo el patio interno del complejo. En ese momento Redmond entendió que la misión se acababa de complicar y tenían que actuar con rapidez. Por fortuna para ellos, el entrenamiento del pequeño fue en avance mucho mas pronto de que esperaba, permitiéndoles ejecutar la misión antes de lo previsto, el joven Jhon cumpliría un papel muy importante esta noche.
Entraron por una ventana que dirigía al sótano, según las indicaciones de Gibson, tenían que subir dos niveles, y atravesar varios salones para poder llegar a la habitación principal, donde se encontraba El León. A partir de este punto, la comunicación se tornaría totalmente silenciosa; cada uno apagó su transmisor, y avanzaron siguiendo las indicaciones de Redmond.
El oficial a cargo de la vigilancia presentaba un informe a si jefe, todo en estaba en la mas absoluta calma, y el perímetro asegurado.
Los 6 miembros restantes del EP ya habían llegado al nivel en que se encontraba la habitación de mando, en ese punto, Mounds se separó del grupo tras recibir una orden de su líder, su trabajo consistiría en asegurarse que Semm no escapara con vida de ese lugar, aún si eso significaba tener que echar abajo el edificio. Y Raven buscó una posición segura en el tejado del edificio, para tomar el control del helicóptero en cuanto este llegara, como siempre decía Redmond, la ruta de escape debía de ser lo mejor planeado de una misión. El resto del equipo siguió avanzando en la dirección que Gibson mostraba por medio de comandos señalados. A la mitad del recorrido Freeman tomó su lugar de vigilancia, y Gibson, Redmond y Jhon siguieron avanzando, el camino estaba despejado, al parecer todos los soldados se encontraban resguardando el exterior, y, de acuerdo a Gibson solo había 2 guardias de puesto dentro del cuarto de comando, tres objetivos en total. Siguieron avanzando sin complicación alguna, y antes de dar vuelta en el último pasillo que los separaba de la habitación a la que se dirigían, Gibson recibió la orden de tomar posición, así que solo avanzaron Redmond y Jhon. Cuando doblaron la esquina del pasillo, se encontraron ante un obstáculo que no había estado previsto, a Jhon se le heló la sangre.
Parados a unos metros de la puerta de la habitación principal se encontraban de pie dos figuras humanas, ambas miraban a los dos soldados armados con los ojos abiertos por la sorpresa, encapases de moverse, los dos habían sido testigos en ocasiones pasadas lo que eran capaces de hacer los soldados que portaban una insignia de
El mayor Redmond avanzó hacia los dos voluntarios, con la mano derecha levantada y extendida, haciendo ver a la mujer que no haría nada contra ellos; pero su mano derecha se posó detrás de su espalda, cogiendo una de las armas más silenciosas con las que contaba el ejército de
Incrédulo, observó cómo Redmond apuntaba su pistola, esta vez contra el pequeño, y sin darle tiempo de hacer nada, apretó el gatillo, el apagado y apenas audible sonido del arma al escupir el mortal proyectil. El cuerpo del pequeño cayó sobre el de su madre, y el charco de sangre se volvió más grande al fusionarse con el de la mujer. Jhon avanzó hacia los dos cadáveres, y aunque no pronunció una sola palabra, Redmond le hizo un gesto imperante de que guardara silencio, y no cuestionara. Pero el hijo del General no podía dejar de cuestionar lo que acababa de ver " Acaba de matar a dos civiles, y uno es un niño! Nuestro objetivo es el líder rebelde, no asesinar inocentes!" A pesar de eso, una parte de su entrenamiento militar le decía que su jefe hizo lo correcto, no podían permitir que un grito de ellos alertara al enemigo de su posición, y dado que eran un grupo de élite, no contaban con armas no letales.
Superando su aberración por lo ocurrido, su entrenamiento militar tomó el control de su ser, y recordó que el éxito de la misión era de vital importancia, así que se dispuso a seguir las ordenes del líder. Redmond rompió el silencio por primera vez desde que se encontraban dentro del edificio, y activando su comunicador, le indico a Jhon que hiciera lo mismo. Por el radio, Redmond dio órdenes apenas audibles de lo que habría de hacer. Farawey ya estaba en posición, y estaba reportando la ubicación de los dos guardias dentro de la sala de mando, así como la de Semm. -De acuerdo Farawey, a mi señal derribaras a los dos guardias, McAnsse se encargara de El León, y yo cubriré desde este punto, en cuanto escuchen los cristales rotos, este lugar se llenara de rebeldes. Equipo de retaguardia, entendió la orden?- -Copiado señor- -Fin de la comunicación-. Todos apagaron sus equipos, menos Jhon y Redmond, y posicionaron a los lados de las puertas; pero antes de entrar, Redmond indico a su tutelo que se acercara.
-Escucha chico, el General quería que tu solo te encargaras de El León; pero si se complican las cosas, estaré de este lado de la puerta, solo pídeme ayuda, entendiste?- - Si señor!- La desconfianza que su líder le había inspirado momentos antes se disipó con ese gesto, ir en contra del General, aunque fuera en algo tan pequeño era muy arriesgado, y sin embargo, su jefe estaba dispuesto a hacerlo por el. -De acuerdo señor McAnsse, Adelante!-
El joven soldado entro en la habitación con la agilidad que había adquirido en su entrenamiento; pero una vez adentro, se dio cuenta de que algo iba terriblemente mal, dentro de la habilitación solo se encontraba Semm Lenahh, y por el estado intacto del vitral, se dio cuenta de que Farawey no había disparado contra nadie. Esa visión lo dejo helado, apuntando su arma hacia el líder rebelde, que tenia los brazos levantados en señal de rendimiento, y en su rostro se dibujaba una expresión de sorpresa, mas no de miedo. Al saber que no se encontraba nadie escondido en la habitación, utilizo su radio para comunicarse con Redmond. -Señor, aquí McAnsse, creo que algo no ha ido bien, tengo al objetivo, pero no había nadie mas en la habitación- Silencio, nadie contestó por el radio. Después de varios intentos, Jhon se percato de que las cosas estaban peor de lo que pensaba.
Del otro lado de la puerta, el oficial que debía de prestar apoyo se había retirado, al igual que el resto del equipo, en ese momento, todos llegaban al techo del edificio, esperando a que el helicóptero de combate hiciera tierra. Cuando por fin subieron, el helicóptero tomó altura, se escucharon algunos disparos, y Redmond vería por la compuerta abierta el caos que reinaba en el perímetro del edificio. -Mounds, cuanto tiempo tenemos antes de que todo el edificio vuele?- -5 minutos señor.-. "de acuerdo, el trabajo está hecho, hasta nunca, generalito".
*La segunda venida de Hilda Bustamante*,
por Salomé Esper
Sigilo Editorial (2023)
166 páginas
⭐⭐⭐⭐⭐ (5/5)
Cómo me ha encantado este libro. Una novela cor...
Hace 2 meses
0 comentarios:
Publicar un comentario